Desde la residencia de ancianos, lloviendo.
Una especie de pequeña cantera abandonada que me ha pasado desapercibida hasta hace poco.
Muchas veces adoramos lo ajeno y ni conocemos lo nuestro.
A la derecha y abajo se puede apreciar una ladera de umbría autóctona. El resto es repoblado.
Otro ejemplo; en primer plano el bosque, en el fondo: el cultivo.
En algunas zonas la vegetación natural está desarrollándose de manera sorprendente y ahogan a los pinus halepensis.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Si que es cierto que a veces desconocemos y despreciamos lo cercano sin darnos cuenta de que puede ser tan bueno o más que lo ajeno.
Aunque la madre patria... es y será siempre especial xD.
Publicar un comentario